lunes, 12 de julio de 2010

'Cause this was Africa

Morelia, una habitación. 11 de Julio.

Creo que solamente yo, y tal vez alguien por ahí en el mundo, pierde su cartera en la calle, manejando una motoneta, camino a ver el partido final del Mundial. Llego tarde y entre llamadas a bancos y números de cuenta veo que Holanda pega mucho y el primer tiempo ha avanzado en cero a cero. Todavía resuena, con un eco que se rehusa a alejarse para siempre, la última jugada del partido por el tercer lugar, ese que nadie quiere jugar pero que tantos quisieran, desde sus casas, haber jugado. Diego Forlán, al minuto 93. Tiro libre a unos suspiros del área. El balón pega en el horizontal y termina el partido. Son, tal vez, mejores los finales de frustración. Forlán fue casi héroe del pase a la incertidumbre que son los tiempos extras. Terminó siendo un personaje de los hermanos Coen, que casi triunfa. Eso fue ayer. Hoy termina todo. ¿Qué volveremos a saber de África? Notas que vengan en la sección más diminuta de otra sección llamada “Mundo”. De África, antes de ser develada tanto waka-waka, se sabía por Casablanca, National Geographic, El Extranjero de Albert Camus, Césaria Évora, Römmel, las fotografías de postal de algún amigo que “tuvo la oportunidad” de ir y los mapamundis donde la ubican en el centro, como primer punto donde la vista se detiene. El primer tiempo va terminando, con algunos suspiros y un par de uñas ibéricas en los dientes. Algunos polvos de los lodos del México-Uruguay regresan: si hubiera pasado México en primer lugar de grupo hubiera evitado a Argentina y tra... la la. Echando más levadura al hubiera, hay un remotísimo escenario donde la playera no fuera azul sino verde. El hubiera no existe, cierto, pero cómo enciende la imaginación. 11 de Julio. 2064 años de la victoria de Pompeyo sobre Julio César... pero no su aniquilamiento. Pompeyo no termina del todo su victoria y deja vivo a Julio César. Luego vendría el revés. Casi desde entonces hay que matar al enemigo. ¿Se repetirá hacia el 2o tiempo esa falta de aniquilamiento? ¿Por qué hemos padecido tan mal arbitraje, tanta patada (ya es el segundo tiempo) y por qué se murió un reportero y por qué Holanda y España juegan una final inédita? Ya lo dijo Shakira hasta el cansancio: Porque esto es Africa. Mañana por fin dejaremos de escucharla. ¿Sirve una queja más sobre la batahola popera colombiana? Justamente Shakira, al principio de su carrera, cantaba en otra melosa canción, que por cierto robaba la base de percusiones de High and Dry de Radiohead: si es cuestión de confesar, no sé preparar café y no entiendo de futbol... Paradojas del mundial que se jugó en un país campeón del mundo, pero de rugby. El viejo y gran Mandela pudo acompañar al Soccer City por unos momentos. Tal vez, tras un largo bostezo, recordó con nostalgia aquella otra final, que él tanto alentó. Minuto 61. Por fin late el corazón. En el futbol rápido se llama shoot out. El delantero va sólo frente al portero. Aquí se llamó mano a mano. Iker Casillas, aunque sea del Madrid, es grande. Muy grande. Con el último pelo de su pie derecho salva el orgullo de 17 comunidades autónomas. Minuto 70. No nos acostumbramos a que alguien como Eljero Elia entre con playera naranja. Re-holandés. ¿Cuántos países europeos llevarán en este momento hordas de migrantes ilegales en barcos, de regreso a Africa? ¿Cuántos los aventarán al mar? ¿Cuántos darán nacionalidades futbolísticas por minuto? ¿Cuántos seguirán señalando a España como el Norte de África?Sigue golpeando la naranja. Golpea la furia con pase tras pase. ¡Que se joda el Fair Play! le dicen a la FIFA los holandeses: acá juega el coraje y trastabillar al enemigo, bombardearlo, España casi no es europea. Iniesta una y otra vez busca sacarse un conejo del sombrero. Me recuerdan el parecido fonético entre este gran Iniesta y un familiar, Jorge Iniestra, que fue portero profesional. Por pudor no puedo revelar en qué equipo jugaba. Minuto 82. Robben es impedido por el digno campesino del Barça, Carles Puyol y evitado por completo por el madridista Iker Casillas. Una toma de los banquillos muestra a otro exmadridista, expulsado hace años: Vicente del Bosque. Sonríe. Sonríe con una confianza envidiable. Ha leído las cartas, viajó al futuro. Algo sucederá. A cuentagotas vienen las emociones para el tiempo extra, después de haber librado la batalla en un campo minado. La estadísticas revelan tarjetas amarillas y faltas. Contamos goles en finales de mundiales, en mundiales por completo. Contamos jugadas que se asemejen a Moisés separando las aguas o a Shaquille O`Neal reventando un tablero o a Neil Armstrong depositando su pie en un suelo lunar. No hay milagros, ni grandes jugadas ni sucesos fuera de éste mundo. Los mejores finales no están en la final. El peor mar para que un batallón navegue es el de la incertidumbre. La boca saliva cada vez que el balón pasa cerca. El hartazgo de la sequía busca que cualquier meta un gol, antes de llegar a la playa de los penales. Y entonces Fábregas, que ya se había tragado su más amarga saliva por no compartir el balón, lo comparte con Iniesta, que como todos tiene dos pies. Uno para recibir. Otro para gritar: ¡estoy hasta los putos cojones! España levanta las manos. Tal vez los sanfermines, entre encerrona y encerrona, también. El gol sabe a agua en el desierto. Ya no quedan muchos minutos. El tren va quedándose sin carbón y se cierra la caldera. El olvidable árbitro parece que pitará. No merece ser recordado por su nombre. Una cámara atiende a Iniesta desde el cielo. Levanta las manos. Espera. No pita el árbitro... y entonces se abre el cielo para Iniesta. El campeón, como cualquiera que por fin ha terminado con sus dudas, puede descansar. Se abrazan Iker Casillas, guardabosques del Madrid, con Carles Puyol, guardafaros del Barcelona. Tiempo de sonreír, en tiempos de crisis. Todo volverá a ser dudas, especulaciones, preguntas y cómo quisiéramos que no faltaran cuatro años. Hoy es domingo de tirar las supersticiones por la borda, echar las anclas y bajar a puerto a comer pulpo Paul a la gallega. Que se entere toda Europa: ganó España, ganó el Norte de Africa.

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