jueves, 28 de febrero de 2008

... y entonces, los labios

Sólo hasta hoy y tras largos años pude imaginar el momento como si fuera agua cayéndome en las manos: tu cara temblando frente a la mía, los labios humedecidos, esa piel que no da lugar a la fricción cuando está bajo mis dedos, tus ojos más pequeños del mundo, mis labios que tiemblan y no tiemblan, el momento que ya no permite que huyamos, que el reloj marca cualquier hora y el siguiente minuto ya no importa, mañana no importa, la ciudad no importa, quiénes somos no importa, sólo importa esa fruta que comemos al mismo tiempo, que absorbemos con nuestros labios que ya tampoco importan y dejan de saber que son labios...